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JOSÉ OSVALDO SULIGOY

Crítica literaria de “A donde van a morir Los Antiguos” por Marta Rosa Mutti

Realizado el viernes 10 de mayo de 2019, en el sitio www.avataresletras.com

“A DONDE VAN A MORIR LOS ANTIGUOS”

 Una novela que no da tregua.

José Osvaldo Suligoy escribe una historia como pocas, en la que el escritor desdobla su voz para ceder su tarea a un narrador de la misma ficción, dando paso así a una interesante propuesta.

A donde van a morir Los Antiguos, posee una curiosa introducción y prólogo en el que un personaje devenido: la voz narrante, nos pone sin medias tintas en el centro de la trama que irá luego, deslindando y bifurcándose capítulo tras capítulo. Cuatro generaciones de la familia de John Weder, aquel muchacho que entre fines del siglo XIX y comienzos del XX, partiera contrariando razones o lazos familiares de las Islas Malvinas hacia el Continente junto a una joven esposa e hijos en busca de un lugar en el que construir un futuro venturoso. Más o menos por aquella fecha muy distante de aquel austral destino, en una fazenda en Brasil, Janio Madureira Da Costa, peón y Zezinha hija del dueño de la tierra vivían un tórrido amor interrumpido por la mirada de la clase social a la que cada quien pertenecía. Y; porque los pobres no pueden enamorarse de los ricos, Zezinha terminó casada con quien dijeron sus padres. Janio expulsado de la hacienda se echó a la deriva con su corazón y sentimientos deshechos, así como su juicio.

John y Janio no solo en distancia sino en cuanto a sus futuros, aunque jamás se conozcan, lejos están de intuir que sus destinos de algún modo se enlazarían. John luchará y trabajará siempre con la esperanza de alcanzar su propia tierra, verá también partir a Thomas su hijo mozo, tal como él lo hiciera, y finalmente será asesinado en las luchas de poderes en aquella Patagonia anhelada. Mientras… Janio, en el noroeste del cálido país hermano sorprendido por las palabras de Candinha, una vidente recibirá una premonición: Muerto en vida por la pérdida de su amor, como se sentía, avizoraba para él una segunda oportunidad en otra vida en la que re encontraría a aquel amor perdido. Candinha, precisó este suceso en un sitio con tierras cubiertas por mantos de nieve, lejano, frío…entre montañas. Esta revelación quedará asentada en unas hojas de cacao, que extrañamente irán tomando el aspecto y la consistencia del cuero. Por esas cosas que no se explican, Janio parte hacia Buenos Aires, luego de un largo tiempo y episodios no muy favorables tomará la decisión de ir rumbo al Sur, a Puerto Deseado, Santa Cruz. En tanto Thomas Weder, ya con una familia formada, años de sacrificios y ahorros, por una circunstancia fortuita tal y como existía desde siempre en sus sueños, adquiere unas tierras a las que llamará El Paraíso, al pie de las montañas en la región llamada Los Antiguos, sitio al que ancestralmente los aborígenes iban a morir. Allí el devenir lo llevará a Janio y terminará trabajando como peón para la familia Weder.

Se sucederán acontecimientos y vicisitudes que traerán cambios. Janio será espectador y empleado fiel. Su peculiar modo de vivir ausente o siendo parte de otro tiempo y espacio, provocarán situaciones equívocas y pasará a trabajar en las tierras de Tarner, hacendado vecino y también el mayor enemigo de su antiguo patrón. Allí sumido en la soledad, perdido entre alucinaciones morirá, no sin antes pasar a despedirse de los Weder y dejar en su custodia las hojas de cacao, llevándose la premonición de Candinha y la esperanza de aquel renacer en otra vida en uno de los descendientes de esta familia.

Diferencias por intereses. Altercados en la familia y la vida desgranándose con el siglo XXI. Un ir y venir. Un bellísimo y minucioso racconto de la historia de los pioneros en la provincia de Santa Cruz. Un velo de lo oculto que se aparta, y tal fuera dicho, Janio tiene el espejo donde fundir su espíritu y volver en otra vida. Será Edgardo Weder, quien franquee su paso y albergue su espíritu. 

Muchos años después, su hijo, Fernando Weder, a quien le confiara los hechos y circunstancias acontecidas, escribirá estos sucesos, siendo quien atesora las pruebas en unas hojas de cacao, intactas, vivas, casi eternas.

Será el lector quien decida, quien evalúe cómo es, de qué se trata y cuáles son los deslindes de la vida que se escurren y buscan mostrarse página tras página en este fascinante libro. 

Marta Rosa Mutti
Escritora – Periodista
Editora por Análisis / Crítica de obra.